Monasterios Ocultos

Hábitos

Siempre me han impresionado los monasterios en Oriente que están construidos en lugares que, honestamente, parecen una mala idea. En acantilados o montañas donde ni las cabras suben. Y, aun así, ahí están las enormes y casi imposibles construcciones místicas. ¿Por qué construir algo tan hermoso en un lugar tan complicado?

Pudieron haber construido lo mismo, pero en un lugar más práctico y accesible. Pero eligieron lo más retador. Aquí fue donde comprendí que ese era el objetivo: el camino difícil no era un problema, era el proceso.

Imagina a los monjes cargando piedras todos los días, sin garantías de ver el monasterio terminado. Y quizá eso era irrelevante, porque el verdadero objetivo nunca fue levantar un monasterio sino levantarse por encima de sus propios límites. Disolver la obsesión por el resultado, el cansancio y el cuerpo.

Eran prácticas espirituales puestas en piedra. Un recordatorio físico de algo muy simple, pero difícil: yo no soy mi cuerpo. Y mientras levantaban el templo afuera, el templo verdadero iba construyéndose por dentro. La obra externa era sólo el escenario donde la conciencia despertaba a través de acciones deliberadas conscientes.

Y si lo miras con calma, verás que la vida de cualquier persona funciona igual. No se trata de acumular logros ni de perseguir metas del ego. Se trata de cómo tú te realizas en cada cosa que haces.

No importa si estás construyendo un monasterio o levantando un lápiz del piso.
La diferencia real está en si lo haces dormido o despierto.

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